Jose Miguel Serrano en Democracia y Nihilismo. Vida y Obra de NicolasGomez Davila


Hace unos años, cuando apareció en España, Escolios a un texto implícito, Atalanta (2009), aquellos amigos siempre alerta -Carlos Pla y el autor del libro que comentó- me advirtieron: era necesario comprar un libro de un colombiano. Comprado y leído entre pausas, de Jose Miguel siguió sorprendiéndome que siguiera dedicando su tiempo, cada día con más empeño,  al estudio y comprensión de la obra de este sujeto excepcional. Siendo el autor un verdadero reaccionario, no entendía la utilidad, no ya de su conocimiento, sino de una reflexión de sus ideas. No trataba de hacer "arqueología" al modo foucaultniano, buscando en el pasado aquellas aristas incómodas de un sistema de pensamiento hegemónico y mitificado. Goméz Davila(el autor) lee y dispara(escribe) aforismos, pequeñas reflexiones que esconden un sinfín número de lecturas; reflexiones sobre lo que todavía podemos considerar presente, alimentándose de autores pasados eminentemente escépticos y antimodernos.  Jose Miguel, por lo tanto, tiene una relación dialogica /afectiva con él; reproduce en él sus reflexiones, en cuanto pertenece a la misma "casta" excéptica con el mundo moderno, leida de autores clásicos ; nacimiento en la alta burguesía, alma católica. La patria común, la inteligencia; esta procura desconfiar de la razón humana como ordenadora del mundo. Esto les posiciona en la anti Ilustración que invita, a mi parecer, si se es coherente a regresar a un mundo antiguo, el premoderno. Sin embargo, en ninguno de ellos pasa, no hay camino para la restauración.

I.-

La confianza en la razón humana lleva consecuentemente a la exaltación de la voluntad de todo hombre - dada la  igualdad y dignidad pareja que debe reclamarse en todos nosotros-. Esta lleva, colectivamente, a la democracia como expresión de la voluntad general de cada uno de los miembros de la Comunidad Política. La Soberanía Popular es pues uno de los principios que nace de toda esta construcción. Sin embargo, a democracia se añade nihilismo, ¿porqué? El título tiene su aquel. Podría pensarse inicialmente que hay una falta de conexión entre democracia y nihilismo; pero si somos atentos la  religión democrática nacida de  la razón humana opera como sustituto de Dios que ordena el mundo; nos lo advierte el homenajeado, sino un autor actual, igualmente, en la atalaya, Ruiz Soroa ( El esencialismo democrático, Ed. Trotta, Madrid 2010), la idea de soberanía (digo yo, popular) "no es sino la idea-huella dejada por Dios en el Estado moderno o renacentista; porque no hace sino ocupar el vacío que ha dejado tras de sí la desaparición forzada de la divinidad en el nuevo artefacto político"(Pag. 17). Esta exaltación religiosa se ve en el nuevo miembro de Guayem, Gerardo Pisarelo en su hermoso, por utópico, libro un largo termidor . (Trotta, Madrid 2011).  La idea de la soberanía como legitimadora del derecho de participación de cada uno de nosotros en la política directa, desconoce la dinámica democrática conservadora que, como advertía hace unos días A. Espada ("la revolución subvencionada", El Mundo 21 de febrero de 2015) lleva a concluir que "la principal virtud de la democracia es que deja obsoleta la revolución" , la democracia detiene la revolución siempre que dé la posibilidad de negociación  y cesión entre discrepantes (Ruiz Soroa) producida la institucionalización de los parlamentos.

Pero este aspecto formal deja de lado que, si no hay elemento externo a nuestra voluntad que idealmente ordene el mundo, si desconfiamos  de nuestro propio mecanismos de comprensión y de nuestra capacidad  de aprovecharnos de nuestras posiciones de poder, el nihilismo es el resultado positivo de dicha disgresion, la cara negativa es el cinismo.

                                                                        II.-

Esta desconfianza debería, como mínimo, servir para que el autor "proclamará"una  dicha nueva; sin embargo, sorprendentemente, Gomez Davila quiere permanecer semiescondido. No se trata de un "idiota", sino que, a consecuencia de cierto pesimismo e impotencia, renuncia a la "acción". Pudiera ser que, su clarividencia le haga saber que su pertenencia a la clase del poder lleva aparejada la necesidad de no traicionarse. No pedir cambios. Por otro lado sabe, como nos dice José Miguel, que la moral (amoralidad) de los intereses erosionaría lo bueno de las costumbres y deberes pre jurídicos del pasado (que beneficioso me resulto este verano leer al catedrático de Derecho Civil, Paolo Grossi, profundo anti-codificación). Don Colacho dice claramente:" el reaccionario no se vuelve conservador sino en épocas que guardan algo digno de ser conservado".No es éste el momento. Esta actitud a mi me desengaña un poco por no querer identificarme constantemente con esa figura del observador. Ya hace tiempo que leí apasionadamente las "Comedias Barbaras" como reflejo de ese  mundo antiguo donde sobrevivía en mi niñez, hace menos tiempo que me emocioné cómo hacia tiempo que no hacía leyendo Requetes, de la trinchera al olvido. Será posible que no vuelva el día en que seamos libres de nuestros intereses!

                                                                             III.-

Sirve el libro de José Miguel como réplica a Francesco Volpi. Este es sin duda gesto valiente del autor del que sale airoso,  no sólo por su ingenio, heredado de un personaje sin par (Pepe Serrano) sino a su capacidad de reflexión y estudio.


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