El fin de Juan Carlos Monedero y el de todo profesor universitario

                                                                        I.-
Las nubes van cargándose sobre el parque del Retiro. En la Taberna "Martín" de la Calle Menéndez Pelayo, un sujeto vulgar -sin estilo-con una mountain bike y dos criaturas montadas saliva antes de comerse una gilda. Los niños van con sendas camisas rusas - el profesor recuerda la película "La última estación"  y siente a los dos niños como premonitorios de un camino tolstoniano de virtud-.  Dos hermanos detrás del mostrador, colores ocres y los grifos Mahou como ordinem mundi. Los  boquerones en vinagre y el vermut de grifo han logrado provocarle una sonrisa, pero la visión de la banderilla ha sido el remate para sentir una suma felicidad. Encima de la mesa, el Diario "El Mundo" lleva a su portada la dimisión de Juan Carlos Monedero del Secretariado de Podemos. Dos " grunches" le miran desconfiadamente al haber invadido su mundo.  El profesor universitario suspira despreciando el derredor.  Recuerda el artículo de Mario Domínguez en un libro ("Hasta luego Pablo")que espera su lectura final encima de la mesilla "ikea" en su salón. 

Lee, con cierta dificultad:

"Un grupo así (el de los intelectuales de Podemos) muestra en gran medida cómo es cada vez más importante complementar la inversión de capital económico con la posesión de capital cultural, es decir, con la interiorización de recursos simbólicos y formas de reconocimiento que permitan distinguirse y singularizarse de los demás. Aportan los productos de "lujo" demandados por las nuevas clases medias-altas (medias en capital económico, altas en capital cultural adquirido) que sientes cierta ansiedad ante sus perspectivas de futuro; son creaciones sofisticadas y esotéricas que sea elejan de los parámetros generales de la sociedad de consumo, pero que sirven, por su rareza y inaccesibilidad, para realzar las estrategias sociales de distinción, tanto en el ámbito académico, en el que pretenden hacerse un hueco mediante la provocación y la apelación constante al capital político acumulado 8 que además los hace inabordables, puesto que protagonizan una auténtica revolución conservadora9, como en el de las clases cultas que reproducen sus frases más provocadoras en actos sociales, conviertiéndolas en instrumentos para acceder a los grupos de estatus más exclusivo". 

La inteligencia general de la academia - apreciación valorativamente positiva- ha quedado fuera de la discusión pública de ideas. Ya lo advirtió Slodertijk en "Normas sobre el parque humano". Esta misma semana, él ha intervenido en una tertulia en la embajada colombiana de homenaje a Nicolas Gómez Dávila. su exposición versó sobre un texto corto, "De iure". El salón estaba lleno gracias a los impulsos de José Miguel Serrano y del Marques de Tamaron. Es cierto que Tamaron logró ciertos personajes de renombre, el ex ministro Serra -asistente consorte de una dama que merecidamente reclamaba su atención -, un Martín Fluxa despistado, ausente, marciano. El profesor solo pudo traer a Manolo Serrano, un vicerector amigo y las R. -alumnas esforzadas en atender su ego-. El resto de los congregados hablan distintos castellanos. La alusión tamaroniana a Ortega es correcta, el clima de la sala  es parecido al de las conferencias de después de la guerra civil del filósofo. Está por ponerse a hablar sobre éxtasis y  la razón incorpórea.

                                                                        II.-

Gómez Dávila le sorprendió, el texto "De iure" es extrañamente moderno para un reaccionario. Cuando le hicieron el encargo, pensaba que se encontraría con un mazacote iusnaturalista y escolastico. Por el contrario ,el texto es positivista, relacional (convencional) y formalista; rezuma un estilo propio de su siglo. La observación de la relevancia del lenguaje y la lógica en la construcción del discurso de lo "que es" lo jurídico le ha llevado a Wittgenstein -le extraña, dado que no está en las agrupaciones de la biblioteca gomezdaviliana de Rabier, pero claro una biblioteca de 30000 volúmenes es difícil de revisar- y a un texto de Pitkin (" Wittgenstein: el lenguaje, la política y la justicia"). Sin embargo, Pepe Iturmendi le adviertió que la observación del lenguaje tiene, en Inglaterra, una tradición mucho más lejana, que identifica con Hobbes y su Leviatan. Texto fetiche para entender completamente "De iure" por la conexión del pacto de los hombres como constituyente del mundo del derecho y el Estado como guardador de la observancia de lo jurídico. Claro que según le dijo ese texto es menos leído que el Quijote .

Sólo los prejuicios de la inteligentsia iberoamericana-contaminada, primero, por el marxismo y, después, por la filosofía critica- puede explicar el silencio sobre un pensador profundo que, asimilando un gran número de lecturas, hace un análisis crítico y antimoderno del proyecto de la Ilustración - como lo ven F. Volpi y F. Savater-. Lo expone claramente José Miguel en su libro, imprescindible para entender al homenajeado, "Democracia y nihilismo : vida y obra de Nicolás Gómez Dávila".

                                                                        III.-

El lenguaje y la lógica  en lo jurídico, una obsesión que retorna constantemente en el profesor, desde el año 2007. Es necesario su examen cuando se está no sólo pensando en el  Derecho, sino creando o aplicando una norma. Es cierto que problema del método contamina también el contenido; haciendo de su estudio una oportunidad para cualquier crítica  moderna sobre el Derecho y sus límtes. De ahí que haya "colocado" la alusión luhmaniana a la actitud autopoietica del sistema jurídico;su autoreferencialidad sólo puede salvarse, como hace Gómez Dávila;  evitando utilizar los recursos metodológicos de la Ciencia del Derecho en el examen axiológico del Ordenamiento. La norma o la decisión de un juez deben ser examinados de la misma manera que cualquier acción o declaración humana. Actualmente, la modernidad utiliza como justificación  -débil- el Ordenamiento;  como estructura que precondiciona cualquier debate. Incluso en el caso de los derechos humanos, como se ve en la obra de Ferrajoli y sus Principia Iuris, cuando señala la necesidad de llevar a sus extremos más radicales la exigencia de complitud y coherencia en el Ordenamiento.

                                                                          IV.-

Mientras estos pensamientos salen del diletante profesor, suenan esplendorosamente las palabras de Hobbes (Leviatan): "por último, quien están vehementemente enamorados de sus propios opiniones por absurdas que sean, tienden con obstinación a mantenerlas, dan a esas opiniones suyas el nombre de conciencia, como si les pareciera inadecuado cambiarlos o hablar con ellas; y así pretenden saber que son ciertas, cuando saben a lo sumo que ello no pasa de una opinión ". El se da cuenta de que cuatrocientos años han pasado y la cantidad de tonterías que se escriben o dicen. No hay tiempo para leer todos  los textos que considera  fructíferos y oír discursos   de quienes verdaderamente  se aprende algo.

                                                                              V.-

A la mañana siguiente Juan Carlos Monedero hace una carta pública de amistad a Pablo Iglesias en su blog. Como se le entiende inteligente, la misma tiende a cubrir bajo una nube los problemas que tiene la formación política: la lucha por la hegemonía política. El debate público que apareció ciertamente abierto alrededor del tiempo (15 M) se va cerrando; la oligarquía financiera y política va poco recuperando espacios. Confía en unas elecciones municipales polarizadas. El resultado servirá para institucionalizar definitivamente a Podemos, como expresión postmoderna  de IU. No hay ya espacio para transformaciones- la imagen de Iglesias dando "juego de tronos" al Rey  es un síntoma-. En este campo, Monedero, capidisminuido por los problemas de financiación de su plataforma, no puede ser motor de nada. El puede ser vano, cínico, dogmático, pero la época de la praxis marxista está terminando y es mejor dar un paso atrás. De nuevo solo cabe la caverna platónica como refugió teórico. Irá a cenar, pero me temo que ya no con Iglesias, sino con Vestringe ( formando el grupo apestado de la acción política).


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