III.- Una crítica a la justificación ética del trabajo social



A S. y a M. y a todos los alumnos/as que, con sus cuestiones, hacen pensar a sus profesores.

I.-

Para fomentar, con empeño, la lectura de Lev Shestov, Apoteosis de lo infundado, Hermida Editores, Madrid 2015, resalto un párrafo:

[78]...Quien quiere ayudar a los demás no puede mentir. Hay que dudar, pero no para luego regresar a las sólidas convicciones: eso sería inútil; la experiencia ha demostrado que ese procedimiento no hace más que llevar de un error a otro - en el ámbito de las cuestiones últimas, claro ésta. Es preciso que la duda se convierta en una fuerza creativa constante que impregne la esencia misma de nuestra vida, ya que el conocimiento sólido es condición de una percepción imperfecta. El espíritu débil y alicaído no es apto para cambios demasiado rápidos e incesantes; necesita mirar siempre en torno suyo, recobrarse, y por ello experimentar más tiempo lo mismo. Necesita la firmeza y estabilidad que concede la costumbre. pero el espíritu maduro desdeña las muletas; harto de arrastrarse por la tierra, se separa del suelo <<natal>> y se remonta a las alturas, hundiéndose en el espacio infinito. 

Como se ve, el autor hace que dos juicios de valor (ayudar a los demás/mentira) contaminen un resultado implícito (verdad). Para el conocimiento (de la verdad) es irrelevante si el sujeto comete un error, se autoengañe o mienta. De modo que podemos no caer en la pretensión del autor de identificar  la madurez con  aquel estado en donde se conoce, por experiencia, que toda fuerte convicción/abstracción puede llevarnos a percepciones erróneas de la verdad, por inmóviles o estables. Este aforismo anticipa la potencia de la idea "popperiana" sobre la falsación como único elemento epistemológico que permite el avance de la ciencia.

Es cierto que podemos criticar la idea de que es necesario siempre tener una actitud científica para el examen y reflexión de toda la realidad de este mundo; en el sentido de que la duda, primero, y ,posteriormente ,tratar de verificar / falsar cualquier hipótesis que construyamos.  Pero, en nuestro ámbito es necesaria dicha postura.

II.-


En las clases me asalta - a partir de los enfrentamientos entre alumnos- un problema: muchos alumnos/alumnas manifiestan una cierta intolerancia frente a compañeros que pongan en duda ideas, valores o posturas, mayoritariamente aceptadas entre ellos; postura cerradas  que vigorizan el reconocimiento de derechos y situaciones de personas diferentes (emigrantes, homosexuales o transexuales) o excluidos.  

Siempre he entendido bastante invasiva la idea de que toda profesión que tiene alguna pretensión de utilidad para la comunidad deba asociarse a una vocación/actitud positiva hacia su fin; por ejemplo, la idea de que toda aquel que estudia derecho debe ser "pro justicia" o que todo aquel que estudia trabajo social debe ser "pro excluidos". Es más, en una tesis doctoral del pasado viernes, un catedratico de filosofía amigo exaltó nuestra facultad por ser la que mayores "vocaciones" tenía y soltó, para mi tristeza, un discurso sobre la ética y el comportamiento del trabajador social. 

Un problema concreto, sirva a título de ejemplo,  es aquel por el cual, a partir de la construcción de ideas de  la Ilustración y sus derivas, se ha formado una "ideología" pro derechos humanos que determina siempre su extensión (dinámica expansiva) a toda clase de personas - sin distinción alguna de nacionalidad, sexo, condición, raza...etc- y la valoración positiva automática de toda actividad/actitud que vaya dirigida a su simple reconocimiento; si contradices o dudas de la efectividad de dicha actividad/actitud , se te identifica con una cierta postura "egoísta", "relativista" o "opresiva". Para que veas en la consecuencia de  está postura podemos ver un enlace  . Toda duda sobre dicha dinámica y sus beneficios es problemática en tanto que automáticamente se asocia con cierta resistencia a "compartir" los beneficios de nuestra comunidad y el temor a que los "extraños" abusen de nuestra postura hasta el punto de acabar con nuestro bienestar -. No es que no sea amigo de la Ilustración o de  una educación católica imponga ciertas reservas a posturas egoístas. Pero, cuanto más años tengo, menos me convencen mis propios prejuicios y apriorismos. Más cuando veo, por ejemplo, en el caso de los menores y las personas con diversidad funcional, que los exaltados se concentran  en el reconocimiento de los derechos, y no en el problema de como se ejercitan en los casos más paradójicos de estos colectivos. Así, frente a las dinámicas del reconocimiento de los derechos políticos de los niños, pocos examinan la participación de menores infractores en los centros en donde se encuentran enclaustrados. O extraña como no hay una crítica generalizada, feroz y reiterada a la prevalencia en la concesión de prestaciones económicas en el sistema de dependencia (SAAD).
Así, expresamente, algunas alumnas señalan que  "entre los compañeros dentro de la formación ya hay muestras de que no deberías ser digno de ejercer si no eres moralmente "bueno" o correcto en determinados aspectos( yo casi diría que perfecto), no cabe la posibilidad de duda o titubeo" o que "no te piden que acredites la vocación al matricularte en la carrera, aunque de manera subliminal muchos lo hacen al indagar una y otra vez en el por qué te declinaste por la misma" . También indican que "puedo apreciar como usted bien dice una exaltación de ciertos discursos éticos inamovibles so pena de ser catalogado como un ser " chapado a la antigua". Y esto sucede tanto por el alumnado como por parte de ciertos profesores... considero que dejarse llevar por un discurso grupal es un grave error puesto que mina la capacidad de pensar propia".

III.-

Hay en el ámbito del Trabajo Social una reiterada debilidad en la formación de sus valores de actuación profesional -tal vez por no ser realmente un officium-.

Así resalto las palabras de Damian Salcedo , Autonomia y bienestar, La Ética del Trabajo Social, Editorial Comares, Granada 1998 pG. 220-221:


...¿hay razones para las dudas y preocupaciones que asaltan a los trabajadores sociales en relación a su identidad profesional? Mi opinión es que no las hay. El trabajo social reúne todos los requisitos normativos para presentarse ante el público como una profesión característica que puede aspirar legítimamente a su confianza. …. Son capaces de realizar esta función porque concretan valores que la sociedad considera aceptables…la legitimidad de dicha identidad proviene de los valores que la profesión se compromete a proteger y promover. ….Creo que en ello se encuentra la razón de que muchas veces la angustia que expresan los trabajadores sociales ante su identidad en realidad parezca traslucir más viene una inseguridad hacia la legitimidad de su actividad.


Aunque no voy a profundizar me interesa, en relación con la primera parte de esta crítica, resaltar la idea de que el Trabajo Social comporta valores que la sociedad - entiendo donde realiza el trabajo- considera aceptables. Es decir¿ si no se considera así por la sociedad, aparentemente, debe realizarse la función?


No nos paremos en la cuestión. Dicho problema - de sub-valoración- puede derivar finalmente en una concentración excesiva en los problemas éticos -elevando las cuestiones del hacer profesional a una revisión ética de la postura del trabajador social con el mundo-. De modo que no sólo se construye una identidad sobre la base de afirmación de valores y posturas éticas, sino que se exige la misma a aquellos que se deben integrar en el Colegio. Esto provoca que, con carácter previo y prejuicioso, no se examinan todas las posibilidades -incluso la no intervención-. Se parte de una postura apriori de  reconocimiento de derechos que exige, en todo caso,  la transformación de la realidad pro-excluido; lo cual condiciona enteramente toda intervención. Pero además, digo excesiva por cuanto , en ocasiones, olvida el examen del resultado de la intervención; es decir, se olvida del examen y evaluación posterior de la realidad, aparentemente transformada por su hacer.

Pero cuando elevamos la cuestión, en atención a la formación científica de la disciplina, los apriorismos hacen "conducente" toda pretensión verificadora; es decir, todo proceso científico de verificación/falsacion se ve sometido a un ansia o refuerzo subjetivo por su corroboración de nuestras posturas éticas. Pongamos un ejemplo, sacado del Prólogo de Teresa Zamanillo, (dir.) Etica, teoría y técnica. La responsabilidad política del trabajo social.Talasa Ediciones, Madrid 2011, pag. 7 y 9:

"...la ética es política, y viceversa. Ambas se articulan con el quehacer científico en su búsqueda de la verdad. Así es, no se puede negar que la búsqueda de la verdad, como tarea científica, exige asumir un compromiso ético y, por tanto, político, ante la realidad social; …Pero hay otro argumento más que ha de sumarse a este: las y los trabajadores sociales no pueden estar ajenos a las relaciones de poder porque se trata de conseguir unas políticas sociales más justas y equitativas".

Se une a este sesgo un problema más grave, hay determinadas metodologías de intervención que implican al sujeto profesional en dinámicas previas de auto exploración y modificación de conductas "para" poder aproximarse e intervenir en un marco relacional del usuario/cliente/ciudadano. En estas dinámicas hay una fuerte carga ideológica/ética por retener el marco de la subjetividad el análisis de la realidad. El análisis y verificación/falsacion se hacen más difíciles cuando este fenómeno se produce incorporando una crítica o ataque contra el dogma o creencia omnipresente.


IV.-

Con esta critica no indicamos, en una interpretación reduccionista del primer Wittgenstein (Una Conferencia sobre la Etica), que la ética deba apartarse de toda reflexión científica; en el sentido de considerar cerradamente la afirmación de que la ética no es ciencia en tanto no puede aumentar nuestros conocimientos. Por el contrario es interesante considerar e  incorporar los juicios de valor éticos como elementos de justificación de cursos de acción humana. Y en tanto los comportamientos puedan introducirse como elementos causales de una serie de realidades transformadas, a  comprobar o verificar: a) Si realmente operan o no como verdaderas  motivaciones que llevan a los cursos de acción o en su caso "esconden" otras, especialmente, la necesidad de mantener el control o el poder o, simplemente, la influencia sobre el grupo (análisis crítico); b) Si realmente el comportamiento es suficiente o no para cambiar o transformar, si ha sido necesario o por el contrario hay otros elementos a tener en cuenta , si es el adecuado para la consecución del cambio o no - suficiencia, necesidad y adecuación del medio utilizado (análisis lógico) - ; c) Evaluar o examinar el resultado derivado del comportamiento a la luz de la "mejora" de alguna de las condiciones de vida, tanto de la población en general, del grupo e individuo. En este punto se produce una retroalimentación de la Etica, como elemento no autónomo - y relacionado con la ciencia-, tal como veía Von Wright en su magnifico libro "la Diversidad de lo Bueno".

De ahí que el estudio de cualquier derecho fundamental, su aplicación, su desarrollo no deba hacerse sólo desde una argumentación crítica o lógica - damos por hecho que tampoco debe hacerse retóricamente-.  Es necesario analizar también, empíricamente, si es posible implementarlo, o en qué condiciones puede   implementarse, y el resultado de su implementación sobre las condiciones de vida de todos, comunidad, grupo e individuo. Y debe hacerse dicho estudio sin apriorismos - puesto que se debe distinguir lo científico de lo profesional; dado que esté último está invadido por una ética de valores propia que condiciona el estudio-.

V.-


Quería haber terminado  con las entradas relacionadas con la aproximación científica al Trabajo Social, sin embargo, la lectura de un texto me hacen retomar las cuestiones planteadas. En la página Tercera Cultura, titulado el enfoque biosocial en el Trabajo Social, de un tal TC, de donde extracto, su conclusión valorativa : "Se supone que también las ciencias sociales deben incorporar variables biopsicológicas para llegar a conclusiones válidas". Y se hace a partir de un estudio descriptivo - cuyo enlace consta en la página anterior, de Maynard, B. R., Boutwell, B.B., Vaughn, M.G., Naeger, S., y Dell, N. (2015) "Biosocial Research in Social Work Journals: A Systematic Review", Research on Social Work Practice, November, pp.1-9. En dicho estudio manifiesta :

"It is imperative that social workers not only use and integrate knowledge derived from biosocial research into practice and theory but also contribute to the scientific advances in these areas in a way that influences which questions are asked; how questions are framed; how and with whom studies are conducted; and how new knowledge is generated, interpreted, and disseminated. Indeed, if social work wants to remain relevant
and advance a ‘‘science of social work,’’ we must contribute in a scientific way to testing and refining all aspects of the biospsychosocial framework (Brekke, 2012). The current empirical status of biosocial research in social work journals suggests that the field is derivative and importing most of its knowledge while exporting very little. We invite social work researchers to consider generating biosocial research and disseminating that work in social work disciplinary journals".

De nuevo ¿ hay diferencias entre considerar un conocimiento como válido si introduce el examen de una serie de factores o considerar que, descriptivamente,  no introduce un campo u objeto de conocimiento, no introduce todas las preguntas posibles a realizar, por lo que puede manifestarse "no relevante" o "avanzado"?





Comentarios

  1. Muy interesante tu reflexión, que hay que leer despacio y meditar. Un amigo mío que daba clase en Trabajo Social se quejaba de una "ideología única" en la Facultad de Trabajo Social, acríticamente aceptada casi como obligatoria, y que lo dispuso en contra de lo que de manera simple se denomina lo "políticamente correcto". Obviamente no era un defensor de "lo contrario", pero sí un crítico de cierto adocenamiento. Eso, evidentemente, no es roca sólida para fundamentar un planteamiento ético. En todo caso, hay profesiones que no son neutras moralmente. Yo creo que una de ellas es trabajo social. Otra cosa es el pluralismo ético (en contenidos y en presupuestos). Estos días estoy leyendo "La peste", que contiene una "tensión moral" magníficamente expresada. Si la vuelves a leer, seguro que encuentras preguntas que te gustará desarrollar. Por cierto, el enlace conduce a una página que dice que no está disponible. Un abrazo,
    Miguel.

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  2. Gracias por el comentario. Hay en mi, o en lo que pienso, una cierta dualidad. No creo que haya que vivir sin un juego de valores o principios - e incluso aplicarlos, ya sea por razones heterónomas o autónomas, a tu profesión-. Pero cuando tenemos que hacer una aproximación científica a la realidad, conviene quitarse la mochila. No sólo porque andas más ligero sino por que te condiciona en lo que investigas.

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